Por: María Antonia Rincón G.
Docente de Cátedra
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
“No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza”. Piedad Bonnet
Durante una conversación con nosotros, Piedad Bonnett destacó la esencia de libertad que debe primar en la universidad, reflejada incluso en el escudo de nuestra institución. Enfatizó que, aunque esta libertad está ligada a las restricciones inherentes a cada individuo, tiene el poder de crecer y defenderse.
Bonnett señaló que la universidad puede convertirse en un espacio de presión inmensa, donde los propósitos fundamentales de la educación pueden ser ensombrecidos por la necesidad de cumplir con estándares y normas externas. Alertó sobre la tensión entre la gestión educativa sin ánimo de lucro y la necesidad de mantenimiento financiero sano, así como entre la creación libre de conocimiento y la adaptación a criterios estandarizados a nivel nacional e internacional.
Resaltó que docentes y estudiantes enfrentan desafíos significativos; los primeros, atrapados en una dinámica de “producción” que limita la reflexión y el debate crítico, y los segundos, luchando por mantener una conexión genuina con el aprendizaje en un mundo dominado por las distracciones digitales y las expectativas poco realistas.
Bonnett habló de la fragilidad de los integrantes de la comunidad universitaria ante las demandas contemporáneas, subrayando que la mera conformidad con las métricas de rendimiento no debería definir nuestras existencias. Frente a estas preocupaciones, ofreció soluciones centradas en la recuperación del tiempo personal, la desconexión consciente de las pantallas y una reorientación hacia una vida de contemplación y admiración por los detalles sutiles de la existencia. Enfatizando que la escritura y la lectura podrían ser herramientas poderosas para el autoconocimiento y la transformación.
Finalmente, llamó a la comunidad de la Universidad de Medellín a asumir la responsabilidad colectiva de preservar los valores de ciencia y libertad que nos guían, invitándonos a participar activamente en un diálogo constante y constructivo para evitar que la universidad se convierta en “la tumba de la esperanza”, reivindicando la vida a través de la acción académica colaborativa y consciente. Nos invitó a una introspección profunda, reconociendo los desafíos contemporáneos mientras nos proporcionaba un camino para navegarlos con integridad y alegría, asegurando un futuro donde la libertad y la ciencia continúen siendo nuestras guías más valiosas.
Puedes ver la conversación completa aquí ENTRE COMILLAS